Karelia González
Debemos reconciliarnos con el sentir y con el placer. Hay que recordar lo que es el sentir integrando cosas nuevas. Tener una visión más amable con nosotras mismas y deconstruir los paradigmas, juicios, normas establecidas en cuanto al sexo.
Necesitamos sacar la sexualidad de la cama. La sexualidad es una energía vital, nos mantiene erguidas, tibias, atentas, alegres por eso es tan importantes tenerla presente. A partir de los cincuenta nuestros órganos dejaron atrás la etapa de la creación o reproducción, esa energía maravillosa de la que disponemos las mujeres pasa ahora a la creación de nuestros sueños, nuestros proyectos, nuestros anhelos. Pasamos de la sexualidad reproductiva a abrir nuestro propio parque de diversiones.
Debemos empezar con el trabajo que yo llamo «del espejo», que nos es otra cosa que mirarnos a nosotras mismas desde la aceptación y la aprobación para amarnos, vernos a los ojos, saber que estamos allí, mirar al interior de nuestra alma y sentir, y hacerlo sin ver arrugas en el rostro, o las canas en nuestro cabellos.
El principal órgano sexual es nuestro cerebro y debemos despertarlo de nuevo, reprogramarlo, resetearlo y motivarlo, ahora desde el conocimiento, la vivencia, las ganas, la sabiduría y la proyección que solo nos da la edad. – El sexo está en nosotras plenamente con el autoconocimiento, el descubrirnos de nuevo.
El ego es el que viene a decirnos que no podemos, que es imposible a tu edad, que estas fea o gorda o delgada. Esa voz no es tuya no la oigas porque no es cierta no es la voz de tu corazón, es la voz del miedo, que proviene desde afuera, que ha sido creado por la televisión o las redes sociales y que sin proponerlo han creado figuras estereotipadas que solo pertenecen a los laboratorios de imágenes para vender productos.
Escuchemos solo la voz de nuestro corazón esa que se encarga de recordarnos que estamos viva, que somos sanas, bellas e inteligentes para encontrar la diosa que somos. No hay que asumir el papel de víctimas, sino de diosas responsables de nuestra vida y divinidad.
Repetirnos, «si yo soy diosa aquí y ahora» y sonreír. Debemos hacer ejercicios, mover las caderas, bailar vigorosamente, reconducir esa energía para renovarnos y soltar todo aquello que nos impide aceptarnos y que vuelve contra nosotras.
Es un fuego que necesita ser redistribuido para mover las aguas y generar vitalidad y energía. Nuestra sexualidad no es solo coito, ahora son caricias, intimidad, meditación, respiración, danza, lecturas, visualizaciones incluyendo el auto gozo.
Nuestra sexualidad solo dependerá de nosotras. Si es en soledad o en pareja, lo determinamos nosotras, lo importante es que sea nuestro regalo. El cuerpo necesita de esa energía vital para recuperar y mantener su vitalidad. Vamos a nutrirnos en esa maravillosa energía que es la sexualidad.
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