Un relato sobre la Gratitud
«La gratitud es la más poderosa afirmación dirigida a Dios»
El 05 de abril del año 2019 cree un grupo de veinticuatro participantes, localizados en distintos países, España, Estados Unidos, Venezuela, Francia, Reino unido, Colombia para realizar el «Reto de la gratitud», al que llame «Gratitud infinita».
La intención era trabajar la gratitud durante veintiuno días. El reto consistía en un conjunto de actividades de acompañamiento, oír un audio sobre la gratitud; trabajar el perdón; honrar a los padres, la amistad, la familia y otra serie de ejercicios específicos de reconocimiento. Cada ejercicio debía ser hecho con disciplina, devoción y atención.
Los resultados obtenidos fueron increíbles tanto en experiencias como crecimiento personal. Y no podía ser de otra manera cuando agradecemos descubrimos que se abre la mágica puerta del bienestar. Tuvimos tanto éxito que los participantes decidieron que debíamos seguir juntos y así nació un chat virtual que ha crecido en personas, y hasta el presente se mantiene, donde aportamos frases motivadoras, de crecimiento personal, de apoyo, regalamos sentimientos, experiencias y obsequiamos «gratitud».
En los casi tres años que tiene el grupo hemos aprendido a acompañarnos, tanto en los buenos como en los «no tan buenos momentos», lo resalto de esta manera, porque no me gusta ver las cosas desde la carencia sino desde el tener, algo que forma parte de la gratitud.
El grupo ha aprendido a acompañarse en la enfermedad, los duelos, la oración, los logros, el nacimiento de un hijo o un nieto, cumpleaños, los viajes. Y esto ha sido porque gratitud nos ha llevado a ser más empáticos y a escuchar lo que nos dice el alma.
Hemos creado una sinergia necesaria en el diario vivir que cada uno lleva y hemos aprendido a retroalimentarnos de los aportes todos y sobre todo a dar las gracias por ello. Así que aprovecho para decirle al grupo ¡Gracias por existir!
Decir o dar ¡Gracias! Es poderoso, porque te llena de fuerza, fe y creencia. Agradecer nos permite enfocarnos en todo lo que tenemos y no en todo lo que nos falta o no tenemos. De esta manera siempre seremos prósperos y en conciencia valoraremos todo aquello que tenemos y abriremos la puerta a aquello que está por llegar.
Aprender a ver algo «bendito» en lo que no nos gusta o no vemos en el momento es difícil, pero es certero. Los invito a realizar y construir la magia de la gratitud en su vida. Y les aseguro que se pondrán en sintonía con la abundancia del universo.
Por último, es necesario aprender a agradecer las cosas en específico ¡Gracias por el aire! ¡Por el agua! ¡La noche! ¡El sol! ¡Nuestras piernas! ¡ojos! Es una forma de construir valores como la compasión, el altruismo, la empatía o la resiliencia ya que nos permite valorar todas las cosas maravillosas que tenemos.
Una vez que aprendamos a reconocer las situaciones, personas, circunstancias que nos hacen sentir bien, seremos capaz de disfrutarlas con más intensidad. Ser agradecido con las pequeñas cosas que son positivas en nuestra vida y valorarlas como divinos tesoros.
Creo que la epidemia nos ha enseñado apreciar esos pequeños detalles como hablar con un hijo, bebernos una copa de vino o simplemente tomar una ducha de agua caliente al acostarnos y vivir cada uno de ellos con más intensidad.
La gratitud es perfecta para apreciar las cosas buenas que tenemos sin necesidad de esperar a perderlas, la salud cuando llega la enfermedad, el empleo cuando nos despiden, la pareja cuando nos deja.
Cuando nos vamos a dormir y agradecemos por el día vivido, nuestros sueños y nuestro último pensamiento entra en la armonía de lo próspero y lo abundante y con seguridad despertaremos con esa energía. Ese es el fin que tiene la piedra del agradecimiento.
Ser agradecido nos puede cambiar desde un día hasta una vida completa, por eso solo necesitamos decir la palabra mágica: ¡Gracias…!